ESNOBISMOS COTIDIANOS

 

El eminente filólogo Hemistiquio Peribáñez no había vaciado todavía la copa de su preferido torrontés de Cafayate cuando esto le dijo a su amigo y colega Prosódico Rapañeta: "¿Qué demonios nos pasa a los argentinos? ¿Qué razón hay para que tanto negocio dedicado a escanciar vinos finos sea llamado winery? ¿Acaso la palabra «vinería» es mersa? ¿Acaso nuestro idioma es mersa?". Rapañeta se tomó debido tiempo para saborear un trago más de su añejado malbec de Lujan de Cuyo. "La tilinguería es cruel y es mucha -sentenció-. La voz inglesa winery no presta, como la otra, connotación de boliche rantifuso. Como sabrás, en las turbulentas vinerías del pasado no hubo guapo capaz de discernir entre un varietal de noble cepaje y un burdo tintillo."

Peribáñez asintió con la cabeza, en tanto le echaba el ojo al último dadito de provolone. "De acuerdo. La lengua cervantina es versátil, se acomoda a modas y modos. En tiempos de las pulperías, ningún gaucho pretendió jamás que allí le sirvieran pulpo. Pero creo que nuestro esplendoroso castellano está siendo vulnerado en demasía. Fijate: montones de tiendas promocionan sus grandes liquidaciones de temporada con la palabra sale, importada de la Quinta Avenida neoyorquina. Y aún peor: hay anuncios bilingües, como los de esas playas de estacionamiento que proclaman, tranquilamente, open las 24 horas."

"En mi concepto -deslizó Rapañeta-, cabe atribuir a un triste complejo de inferioridad el que no pocos comunicadores sociales llamen «americano» al norteamericano o estadounidense... A regañadientes, apenas en la cuarta de sus cinco acepciones, el diccionario de la Real Academia Española admite que el gentilicio «americano» define al natural de los Estados Unidos."

Convinieron en que las desviaciones idiomáticas son apenas un ramal de las gazmoñerías que fluyen por doquier. Así como hay una estética sumamente esnob, que erosiona el habla cotidiana, así también hay una abstrusa distorsión de valores, que concede privilegio a todo lo foráneo por el solo hecho de serlo. "¡Ay! Temo que la identidad nacional se vaya al tacho si persistimos en ceder espacio a la contracultura. ¿Okay?".

Norberto Firpo, La Nación. 9 de octubre de 2004 (fragmento)