¿Cómo hablamos en Mendoza?

MENDOZA, SUS MENDOCINISMOS 
A pesar que la  comunidad hispanohablante emplea el castellano como lengua oficial, existen diferentes variedades llingüísticas. Éstas están relacionadas con el hablante. Y se dividen en  dialectos (por el lugar donde vive el hablante) , sociolectos (se determina por el nivel sociocultural) , y cronolectos (en donde se tiene en cuenta la edad del hablante, pero también debemos considerar que la lengua evoluciona  y no es la misma que la que se hablaba mucho tiempo atras).
Volviendo al tema de los dialectos, normalmente cuando debemos hacer un trabajo escolar  o un documento para presentar en algún lado empleamos lo que se denomina lenguaje estándar, es decir un castellano general sin modismos propios de la región donde vivimos. No obstante en nuestro lenguaje diario, en especial en el oral continuamente usamos regionalismos propios que adquirimos por  vivir en una región determinada.
A continuación transcribo un interesante artículo que encontré sobre la manera de hablar que tenemos los mendocinos. Es una manera de detenernos y conocernos un poco más.

"Los mendocinos tenemos un modo particular de hablar. Más allá de la contaminación lingüística producto de la globalización –mediante la penetración de los medios en los hogares, el lenguaje simplificado de la tecnología y la jerigonza publicitaria- seguimos conservando voces que nada ni nadie nos puede sacar.

Al igual que nuestra “tonada” nos pertenecen un puñado de términos y expresiones que son auténticos mendocinismos, palabras que usamos de un modo singular y que forman parte de nuestra indiosincrasia.

Aunque ya no hablamos como nuestros abuelos, que tenían frases floridas y ricas en arcaísmos, tampoco hablamos como todos los cuyanos, con quienes compartimos la lengua, la historia y el paisaje. Los mendocinos recibimos, además del vocabulario español e indígena, el influjo chileno debido al intercambio comercial y al constante ir y venir a través de la cordillera de arrieros, comerciantes, aventureros, viajeros ilustres y exiliados políticos.

Los vocablos estrictamente mendocinos son pocos: pando, quisco, miéchica,choco, cuzco, birabarquín, barata, huevón, pitilla, choila, chiflete,tincar, topar, tronchar, quincho, payana, maroma, batata, poto, potoco,chupalla, sopaipilla, yol o yole, ñaña, pachango, coronta, peteco, chuña,engarilla, peñascazo, zanjonero, penepe, carretela, coto, chupino, pallar,champa, pichana, pichicho, quiñar, pichula, laucha, pilón, pirco, achuchar.son algunos de ellos.

El leguaje es dinámico, cambia, como las estaciones del año. Pero nuestro hablar lugareño forma parte de nuestra historia; es, también nuestro pasado. Es uno de nuestros patrimonios intangibles. Un pequeño tesoro que acariciamos con la lengua todo el tiempo sin pensarlo demasiado.

¡Qué lo pan con queso!

Te ofrecemos algunas definiciones de términos mendocinos. Mandanos tus palabras y dichos preferidos y atrevete a redactar una definición.

Pando (adjetivo): Poco profundo. Acepción mendocina aplicada a los cursos de agua, lagunas estanques, etcétera, y en general a todo líquido y su recipiente, incluso a éste solo: cruzar el arroyo por lo pando, aguas pandas. Es sinónimo de playo, llano, que no es hondo: plato playo/ pando. Viene del latín pandus: arqueado, curvo, bombeado, cóncavo.

Choco (sustantivo): Perro chico, ordinario. También cuzco, pichicho. Viene de las voces dialectales españolas cucho y chucho. Dicho mendocino: “Miao por los chocos”, estar en la mala, salirle mal las cosas, seguidilla de desgracias.

Chiflete (sustantivo): Corriente fuerte de aire que se cuela por una abertura. Uso mendocino: “¡Cerrá la puerta que entra un chiflete!”.

Huevón (adjetivo), más común güevón: Estúpido, tonto, bobo, pelmazo,atolondrado, lerdo. Es un aumentativo de huevo con el sufijo –ón de valor cuantitativo, intensivo o expresivo. Derivados: síncopa huom usado como muletilla; huevada / güevada: tontería, sandez, estupidez; huevear /güevear/
güeviar: tontear, pavear, holgazanear, vagar.
Tincar (verbo): En el juego de las bolitas, golpear con el pulgar sobre la bolita sostenida por el índice doblado. Viene del quichua tinkay: dar un golpe con los dedos. Uso mendocino: “Me tinca que el José lo sabe”.

Topar (verbo): Terminar de forma repentina una calle, camino, carril, etcétera, o girar bruscamente. Choque, topetazo, encontronazo; hallar a una persona o cosa por casualidad. Uso mendocino: “Seguís hasta donde topa y girás a la derecha”.

Quincho (sustantivo): Construcción hecha de quincha. Prostíbulo, quilombo de arrabal.

Poto (sustantivo): Trasero, culo, ano, ancas, asentaderas, traste; parte inferior o posterior de una cosa. Es una voz mapuche (poto). Dichos y expresiones populares mendocinas: “Mal del tordo: patas flacas y poto gordo”;Cara de viernes santo y poto de carnaval”; “A poto peleao”; “No le saque el poto a la jeringa” por no eluda un compromiso aunque le cueste; Como el poto” cuando algo sale o anda mal; “Andar con el poto a dos manos”
por estar apremiado, corto de tiempo o muy atareado; “Sana, sana, potito de
rana, si no sana hoy sanará mañana”, letra infantil para consolar a los niños; “Anda con el poto sucio” cuando se refiere a una persona que oculta algo; “Se me frunció el poto” cuando se siente miedo; “Pomona” por mujer de trasero grande; “Chupapoto” por sopapa o ventosa de goma que se usa como destapador de inodoros y otros artefactos.

Sopaipilla (sustantivo): Torta frita, buñuelo frito con miel. El consumo de sopaipillas en Mendoza es tradicional. Se hacen con harina de trigo, grasa y salmuera, se fríen en grasa y se espolvorean con azúcar molida, miel o arrope. Deriva del español sopaipa; del árabe hispano supaipa y del mozárabe súppa. Sopaipilla es un diminutivo regional para encarecer el término.

Pachango (adjetivo): Marchito, mustio, arrugado, deshidratado, cansado. Derivado del quichua paucha, tendido de bruces, volteado. Uso mendocino: “La uva está  apachangada”.

Peteco / a peteco (locución adverbial): Modo de llevar a una persona a cuestas, a los hombros, cargada a la espalda o sobre las caderas. Viene del quichua apay, del mismo significado.

Zanjonero (adjetivo): Se dice de la forma de nadar propia de los jóvenes en los remansos y ríos mendocinos. Es semejante a los movimientos de los animales cuadrúpedos en el agua. Modo natural de nadar en aguas muy turbias y en movimiento. Estas andanzas acuáticas se hacen mejor sin vestimenta alguna puesto que lo más probable es que la corriente desnude al bañista pudoroso, por eso los sitios más recatados son aquellos donde crecen tupidos cañaverales que sirven, además, para esconder la ropa.

Mendocino pata ´la rastra”

La imaginación y el humor mendocinos resplandecen en estos dichos populares. Aquí, un puñado de dichos y refranes que usamos habitualmente sin detenernos en ellos.

Agarrate Catalina que vamos a galopar”: Dicho popular muy difundido: advertencia, admonición, aviso, llamado de atención. En Mendoza tiene el significado de llamado de alerta para afrontar una situación peliaguda.

Andá a llorar al Calvario”: Dicho para desmerecer las quejas de alguien: nadie le presta atención y ya se piede ir al Calvario a lamentarse pues sólo Dios lo escuchará. Es una expresión de humor negro popular. La referencia mendocina es El Calvario de la parroquia de La Carrodilla, donde su Vía Crucis desde 1884 es muy frecuentado por la devoción mendocina.

Dejá de buscarle la quinta pata al gato”: Expresión figurada para decir que se buscan pretextos, se quiere forzar un argumento con razones rebuscadas, urdir explicaciones para con falacias tergiversando la verdad.

Cada muerte de obispo”: Que sucede muy de tiempo en tiempo. Se refiere al hecho de que los obispos eran designados con cargo vitalicio.

“Cayó piedra sin llover”: Expresión figurada que se dice en son de broma fingiendo que la presencia es indeseada cuando alguien llega inesperadamente. Se refiere al granizo o piedra, terror de los agricultores mendocinos.

Como perro por su casa”: Expresión comparativa referida a la persona que pasa o entra primero sin considerar a los demás, como el perro que, cuando abren la puerta de la casa del amo es el primero en salir o entrar, colándose entre las piernas de las personas. Es figura del confianzudo, descortés, atropellado.

“Qué bicho le habrá picado que no me da más pelota”: No dar participación, compartir, tener en cuenta, dar intervención o permitir actuar. Pasar por alto, desconocer, ignorar. Es figura del juego del fútbol.

Despacito por las piedras”: Advertencia a quien está por “meter la pata”.

“El burro adelante para que no se espante”: Dicho que se usa cuando alguien se nombra en primer término o se sirve antes, pasa primero o se ubica en un sitio privilegiado sin ninguna cortesía.

Entre bueyes no hay cornadas”: Dicho para expresar que entre iguales no hay rivalidades. Semejante a “Dios los cría y ellos se juntan” y “Entre gitanos no nos vamos a vender la paila”.

“Está meando fuera del tarro”: Salirse de la cuestión, decir algo que no viene al caso.

“No me apuren si me quieren sacar bueno”: Dicho para advertir al impaciente que su apremio puede hacer malograr lo que uno está haciendo.

“Hay que parar la olla”: Tener para comer. Es figura del hecho de que para poner la olla al fuego y cocer lo alimentos se le debe dar vuelta de la posición boca abajo en que se la guardaba para conservarla limpia por dentro.

Mendocino pata ´la rastra”: Mote que se daba al mendocino por su pachorra. Este apodo tenía su origen en la gran cantidad de “cotudos” o afectados de bocio, mal endémico en nuestro pasado, y en el efecto del clima y la altura. Seguramente también abonó esta imagen la cuota de modorra que el infaltable vino producía en los mendocinos.

¡Pero si es un piojo resucitado!”: Persona desvalida, apocada. Se usa para aludir a  personas que habiendo sido insignificantes han cobrado alguna importancia social y la muestran con vanidad.

Te conozco mascarita”: Dicho respecto de una persona cuando se le adivinan sus intenciones, costumbres o mañas. Viene de las máscaras de Carnaval que ocultan el rostro para no ser reconocido, circunstancia que las personas aprovechaban para hacer bromas y burlas a los demás.

Fuente: Color, sabor y picardía en la cultura. Los regionalismos de Mendoza,
de Juan Carlos Rogé. Mendoza, Ediunc, 2003.

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