LA  LITERATURA 


A medida que crecemos, nos encontramos con que leemos de diferentes maneras. Si volvemos a los textos que leíamos o nos leían en nuestra infancia, podemos descubrir nuevos significados, nuevas interpretaciones... e incluso podemos sorprendernos al ver que aquello que tanto nos encantaba ya no nos gusta, o que ese libro que en su momento nos parecía aburridísimo está ahora entre nuestros predilectos.

Con la definición de literatura sucede algo similar: este concepto tendrá distintos sentidos según el contexto histórico que se considere. Existen textos literarios que fueron creados en diferentes épocas y que hoy leemos como literatura, aunque no siempre haya sido así.

¿Qué es, entonces, la literatura? Es el conjunto de textos que en determinado momento se consideran literarios. Existen distintas instituciones y actores que cumplen una función fundamental porque poseen un poder específico en el momento de definir qué es la literatura. La Universidad, los editores, la crítica literaria académica, los suplementos culturales de los diarios y las revistas literarias son instituciones especializadas que cumplen una función central en las decisiones sobre qué es y qué no es literatura. Ellos realizan una tarea valorativa y proponen modos de interpretar los textos.

Si bien lo que se cree literario puede cambiar a lo largo del tiempo, es innegable que la literatura y el hecho mismo de contar historias formaron parte de la vida social y cultural de la humanidad desde sus inicios.

Resulta antes necesario revisar los conceptos de ficción y géneros literarios. Por otra parte, definir la literatura no es sencillo, los dos rasgos fundamentales del discurso literario son: su pertenencia al campo de la ficción y el uso particular que hace del lenguaje.

Ficción y realidad

La literatura construye mundos propios.

Cada texto literario organiza un mundo con sus propias reglas que estará más o menos vinculado al nuestro. Estas reglas pueden ser incluso idénticas a las del entorno en que vivimos, pero en todos los casos se tratará de mundos ficcionales.

¿Qué es la ficción?
La ficción es un producto de la imaginación y creación estética de una persona o comunidad. Aunque la fición imite la realidad, los elementos que la componen (personajes, períodos históricos, lugares) son siempre imaginarios es decir que se narran hechos imaginarios es decir que se narran hechos imaginarios comi si fueran reales.

La palabra ficción proviene del latín fingere y significa fingir.

Ahora bien, no debemos confundir ficción con mentira porque la ficción es una imagen de la realidad que se construye; si imaginamos un espejo, la ficción sería la imagen que en el espejo se proyecta mientras que lo proyectado sería lo real. Esa imagen puede reflejar la realidad de modo más o menos fiel, según el cristal que usemos (pensemos en espejos que nos permiten vernos más gordos, más altos o más flacos). Así, algunas obras literarias reflejan de manera más verosímil la realidad (por ejemplo los relatos realistas) mientras que otros crean un universo con sus propias reglas (por ejemplo los relatos maravillosos)

Finalidad de la Literatura y Función del Lenguaje predominante.


A diferencia de los textos narrativos no ficcionales: periodísticos, históricos; los textos narrativos ficcionales (cuentos, novelas, mitos etc) no pueden ser considerados ni verdaderos ni falsos ya que la intención del escritor es lograr belleza con las palabras no a la verdad de una historia y al lector no le interesa comprobar el grado de veracidad de la historia solo le basta que sea verosímil es decir creíble.

Dijimos que la literatura hace un uso particular del lenguaje
, altera el uso cotidiano del lenguaje creando nuevas formas de expresión. Por eso decimos que la función del lenguaje predominante es la estética o poética, porque se aprovechan todas las posibilidades de la lengua: sonoras, sintácticas, semánticas, gráficas y morfológicas a través de recursos expresivos como metáforas, comparaciones etc. Esto significa que el lenguaje pasa a ser el protagonista del texto a través de una cuidada selección y combinación de las palabras.

En la literatura es muy importante el mensaje en sí mismo, cómo se dice lo que se dice.

Rasgos que caracterizan al lenguaje literario:

       Aunque todos los hablantes de una comunidad lingüística utilizan la misma lengua, existen en ella diferentes registros y formas. Una de ellas es el lenguaje literario, que es diferente al lenguaje común. Es normal que, tal como hablan los personajes de una novela, o tal como se describe en ella un paisaje o una situación, no sea la manera en que un amigo le cuenta a otro, en la vida real, lo que ha visto en un viaje

  • Plurisignificativo: el lenguaje literario da lugar a muchas interpretaciones de un mismo texto, hace descubrir relaciones insospechadas y puede sugerir tantos sentidos como lecturas se hagan. Muchas veces se dice que es distinto leer un mismo libro en dos épocas distintas de la vida, o que cada lector le da a cada libro un sentido distinto sin apartarse totalmente de su sentido global. Es una característica fundamental de la literatura.
  • Autónomo: crea su propia realidad, su universo de ficción diferente de aquel en que  están inmersos tanto el autor como el lector.
  • Original (identidad lingüística propia), dado que los significados de las palabras suelen ser diferentes al que se les dan en su uso cotidiano. Este lenguaje huye de expresiones gastadas y típicas. Busca crear nuevas expresiones, nuevas acepciones de palabras, incorpora cultismos y recupera giros populares. En resumen, aprovecha al máximo el sentido figurado y usa los diferentes recursos de la retórica en su máxima expresión (hipérboles, antítesis, ironías, metáforas, etcétera).
  • Connotativo: porque las palabras se cargan de nuevos significados especiales que invitan al lector a dar al texto un sentido que va más allá de su significado habitual o denotativo. Sugiere cosas que a veces están escondidas esperando a ser descubiertas por un lector avispado.
  • Predomina la función estética del lenguaje ya que busca que el lector experimente placer estético  por eso la expresión se desvía del uso común para producir en él extrañeza y admiración. De esta manera se atrae la atención del lector sobre el propio código lingüístico: seleccionando y combinando términos de alguna manera especial a veces solo de manera fonética. Por ejemplo en el silencio solo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba 

Ahora bien, muchos recursos del lenguaje literario se utilizan en la lengua cotidiana, por ejemplo cuando decimos “tardaste una eternidad” estamos exagerando y estamos en presencia de una hipérbole. La particularidad de la literatura es que no tiene un fin en sí mismo a diferencia de una receta, una noticia o un informe. La literatura no se escribe para un fin práctico inmediato.


El pacto ficcional

Cada vez que leemos un texto literario, asumimos —ya sea de manera consciente o inconsciente— que los elementos que lo componen arman una totalidad con sentido, es decir nos resulta creíble. En otras palabras: si leemos un relato maravilloso, no nos resulta "mentirosa" la presencia un dragón, por más que los dragones no existan nuestra realidad. Del mismo modo, no cuestionamos presencia de zombies en una serie de terror o de naves alienígenas en una película futurista.

En “Seis paseos por los bosques narrativos”,Umberto Eco compara las narraciones con un bosque y a la experiencia de la lectura con un viaje a través de ese particular escenario. El lector sería una suerte de explorador de ese mundo, que lo va descubriendo a medida que se interna en un territorio narrativo.

Según Eco el pacto ficcional es una suerte de contrato que autor y lector suscriben. En virtud de ese pacto el lector acepta que lo que se le cuenta es una historia imaginaria, sin por ello pensar que el autor está diciendo una mentira. 

El lector suspende su incredulidad, su juicio acerca de la verdad o la falsedad de la historia que está leyendo. El autor finge que lo que cuenta es verdad y el lector finge lo mismo acerca de esos hechos. Y es ésta una regla fundamental para abordar la ficción.

En otras palabras, acordamos tácitamente considerar válidas las reglas de ese mundo ficcional durante el tiempo en que leemos determinado libro o miramos tal serie o película. Por eso decimos que la literatura nos permite viajar a diferentes mundos sin necesidad de hacer las valijas.

Importa destacar que no existen lectores idénticos: cada uno encuentra distintos sentidos al texto y por ello se puede afirmar que el lector no es mero receptor sino también coautor, porque sin él la obra quedaría inconclusa. De ahí la importancia de que el autor haga del lector su cómplice, por otro lado el lector debe tener las competencias lingüísticas y culturales para descubrir las claves secretas de un texto.

Para qué sirve la ficción

Un relato es un viaje que nos remite al territorio de otro o de otros, una manera entonces de expandir los límites de nuestra experiencia, accediendo a un fragmento de mundo que no es el nuestro. Refleja una necesidad muy humana, la de no contentarnos con vivir una vida y por eso el deseo de suspender cada tanto el monótono transcurso de la propia existencia para acceder a otras vidas y mundos posibles, lo que produce por una parte cierto descanso ante la fatiga de vivir y por la otra el acceso a sutiles aspectos de lo humano que tal vez hasta entonces nos habían sido ajenos.

Las ficciones que leemos son construcción de mundos, instalación de “otros tiempos” y de “otros espacioses un texto en el que las palabras han dejado de ser funcionales. La ficción es un artificio cuya lectura o escucha interrumpe nuestras vidas y nos obliga a percibir otras vidas que ya han sido, facilitando el camino hacia el asombro, la conmoción, el descubrimiento de mundos imaginarios que dejan surgir lo que cada uno trae como mundo interior y permiten compartir los mundos personales con los mundos de los otros. Es la posibilidad de hacer un impasse a lo real que indefectiblemente nos atraviesa, para indagar otros derroteros humanos.

Leer ficción nos permite también transformarnos al calzarnos la piel de los personajes y ponernos en lugar del otro es por eso que humaniza. Además despliega la imaginación y nos permite conocer, viajar y navegar otros mundos reales o imaginarios. Exploramos mediante la ficción lo diferente, el movimiento y la aventura.

María Teresa Andruetto

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